Los consumidores cada vez elegimos más productos frescos a la hora de llenar nuestra cesta de la compra. Además, empieza a molestarnos eso de tener que ir al supermercado, por lo que crece de manera significativa la compra online.
Muchas empresas se hacen esta misma pregunta. Si el público objetivo de nuestro sitio web es capaz de comunicarse en mi idioma, por qué debería yo gastar tiempo y recursos para traducir los contenidos a su lengua madre o a su variante del idioma.
Usamos el protocolo HTTP (Hypertext Transfer Protocol) a diario cuando consultamos en Internet nuestro periódico deportivo favorito, al conectarnos a Facebook o al entrar en la web de nuestro banco. El desarrollo de este protocolo empezó a finales de la década de los 80, pero la versión HTTP/1.1 salió en 1997.
En junio de 2016 saltó la noticia de que a Mark Zuckerberg le hackearon sus cuentas de LinkedIn, Twitter y Pinterest. Si pudieron robar la contraseña al programador y CEO de la red social más usada del mundo ¿significa que las nuestras son aún más vulnerables? ¡Por supuesto que no! Atento a los tips que te traemos para evitar que te pirateen la cuenta de Facebook.
A la hora de publicar un texto en distintos idiomas siempre tiene que haber un traductor profesional o un lingüista detrás de la nueva publicación. Hoy nos encontramos con que muchísimas veces la gente simplemente escribe el texto en su lengua materna, y después lo pasa por un traductor automático al idioma objetivo y lo cuelga tal cual. Éste resulta a menudo un error fatal para dicha empresa o sitio web.
