¿Por qué siempre debe haber un traductor profesional detrás de cada traducción publicada?
A la hora de publicar un texto en distintos idiomas siempre tiene que haber un traductor profesional o un lingüista detrás de la nueva publicación. Hoy nos encontramos con que muchísimas veces la gente simplemente escribe el texto en su lengua materna, y después lo pasa por un traductor automático al idioma objetivo y lo cuelga tal cual. Éste resulta a menudo un error fatal para dicha empresa o sitio web.
Hay diversos motivos por los cuales la gente hace tal cosa, pero todos nos llevan a lo mismo: el de reducir costes. Hoy en día parece ser lo más importante, y muchas veces a costa de meter la pata más a menudo de lo que se debería. Cierto es que hay herramientas de traducción profesionales (que por cierto cuestan miles de euros), pero ninguna de ellas hace un buen trabajo a no ser que luego un redactor, traductor profesional o lingüista en la lengua objetivo haga una revisión y corrección completa del texto.
El hecho de no poner los textos en otro idioma que no sea el nuestro en manos de un profesional hace que la imagen que el receptor recibe de nosotros en su lengua materna (por ejemplo en un blog, nuestra empresa o nuestra organización) sea la de unos completos inútiles. Tomemos un ejemplo antiguo pero muy famoso:
El Mitsubishi Pajero
Nadie en esa multinacional enorme se tomó la molestia de informarse a nivel lingüístico ni de traducción si esa bonita palabra que se habían inventado para su famoso coche tenía algún significado en castellano, simplemente lo produjeron y lo sacaron al mercado en España… Y el resultado fue catastrófico. A parte de unas pérdidas enormes, de la necesidad de cambiarle el nombre y modificar todos los coches almacenados, la imagen de dicha empresa quedó marcada durante muchísimo tiempo.
El resumen es que a día de hoy, y a nuestro entender por suerte para los humanos, todavía no existe ningún programa de traducción capaz de pasar los textos perfectamente. Esto se debe a que las máquinas no tienen conocimiento cultural, ni local, ni concepto de entorno lingüístico, ni de contexto… Herramientas como “Google Translate” pueden resultar muy útiles a la hora de intentar comprender el significado general, la idea principal de un texto, pero nunca para traducirlo en si.
Si introducimos en dicha herramienta en catalán:
"- El cotxe m'ha fet figa; n'hi ha per llogar-hi cadires!"
Y lo traducimos al castellano recibimos:
"- El coche me ha fallado; hay para alquilar sillas!"
La traducción correcta sería:
"- Se me ha fundido el coche; ¡la cosa tiene bemoles!"
Recuerda que no es lo mismo traducir que localizar.
Como análisis final, nunca se debería publicar nada en un idioma que no sea nuestra lengua materna o seamos totalmente competentes en ella, ya sea a nivel personal, profesional, de afición… Los resultados son un 99% de las veces cuanto menos hilarantes, si no catastróficos! Necesitas un traductor profesional.
Con nuestros expertos lingüísticos nunca sacaremos una página web “pajero” (a menos que ese sea el objetivo, por supuesto!).
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